Los monos neotropicales están conformados por una gran diversidad de especies, desde el diminuto tití pigmeo del Amazonas central (que pesa alrededor de 100 gramos) hasta los monos muriqui del sureste de Brasil (que pueden llegar a pesar hasta 15 kg). Los primates tienen estructuras sociales complejas; algunas especies son monógamas con hasta cinco miembros emparentados que viven en un solo grupo familiar, como los monos nocturnos y los monos titís. Algunas especies viven en grupos de hasta cien individuos como los monos ardilla y los uakaris rojos. Sus dietas también varían; diferentes especies consumen alimentos diferentes, como frutas, hojas, insectos, exudados de los árboles e incluso tierra, y algunas especies comen pequeños vertebrados como mamíferos, aves, ranas y reptiles siempre y cuando puedan atraparlos. La mayoría, sino todas las especies, comen una mezcla de todas ellas. Entre los primates neotropicales se encuentran la familia Atelidae, los únicos monos que tienen colas completamente prensiles. Pueden usar sus colas como una quinta extremidad para colgarse de las ramas, manipular frutas e incluso abrazarse.
En el Neotrópico, los primates están ampliamente distribuidos desde México en el norte hasta Argentina en el sur, y desde la costa pacífica de Perú, Ecuador y Colombia hasta la costa atlántica de Brasil. Se pueden encontrar diferentes especies que habitan los bosques inundables de tierras bajas de la Amazonía, hasta por encima de los 3.000 metros en la cordillera de los Andes y bosques de neblina húmedos; así como en ambientes áridos de bosques secos. Aunque su hábitat natural son los bosques primarios, también se han encontrado muchas especies sobreviviendo en hábitats fragmentados y ecosistemas degradados e, incluso, dentro de plantaciones y ciudades.
Los monos son cruciales para la salud del bosque al actuar como dispersores de semillas de los árboles y las plantas. También juegan un papel importante en el ciclo ecológico de la selva tropical al ser presa y depredador de muchas otras especies (incluidas las comunidades humanas locales), lo que ayuda a mantener el equilibrio en los ecosistemas, lo que les permite seguir funcionando.
Muchos primates se enfrentan a un auténtico peligro de extinción en un futuro próximo, incluida casi la mitad de todas las especies neotropicales. Las principales amenazas para los primates son la pérdida de hábitat debido a la deforestación, así como la caza para el comercio de mascotas y carne de monte. Estas amenazas son causadas por prácticas no sostenibles tanto a nivel local como global y solo empeorarán a menos que todos tomemos medidas para salvaguardar su futuro.
La conservación de los primates y sus hábitats se lleva a cabo en todo el mundo; sin embargo, la destrucción de las selvas tropicales se produce más rápidamente de lo que los conservacionistas pueden hacerle frente. Cada vez más especies están amenazadas y conducidas a la extinción.
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